Para muchos son los comunicadores de nuestro tiempo y vienen a ocupar el papel que han jugado hasta ahora los medios de comunicación. Puede que los influyentes de los «social media» -que de ellos va este post- no hagan desaparecer a la prensa, la radio o la televisión como vehículos de información masiva, pero muchos de ellos tienen ya audiencias superiores a los «media» de siempre, lo que los convierte en un canal de comunicación de enorme valor a la hora de visibilizar causas sociales. Lo que se ha denominado «activismo 2.0» no se entendería hoy sin ellos.
Los influencers o influyentes son esas personas cuyos blogs o espacios en Twitter, Facebook, Instagram o YouTube son seguidos por una audiencia millonaria (o casi) que, además, toma muy en cuenta las opiniones o consejos del «prescriptor» a la hora de tomar sus decisiones. ¿Famosos? Algunos artistas, políticos, futbolistas o «televisivos» trasladan su popularidad a las redes sociales y consiguen sin mucha dificultad millones de seguidores. Es el caso de los cantantes David Bisbal o Alejandro Sanz, el ahora presidente de Cantabria (el televisivo y tuitero Miguel Angel Revilla), el defensa Sergio Ramos, la actriz Paula Echeverría o Belén Esteban.
Pero muchos otros de estos influencers son «nativos digitales» y basan su popularidad y su influencia en un blog o en redes sociales que gustan a mucha gente, nada más. Los «puristas» del «influence marketing» nos van a recomendar siempre trabajar con estos últimos porque, aunque no tengan audiencias tan millonarias (o sí) como los «famosos-famosos», son expertos en social media y demuestran una gran capacidad de influir en su público. Pero las audiencias millonarias que idolatran a un famoso o famosa pueden dar a conocer una realidad denunciable a millones de personas, y si esto es lo prioritario de la campaña, la elección es clara. Además, hay otra ventaja añadida que no debemos desdeñar: los famosos no suelen pedir una remuneración por difundir nuestro mensaje.
«Hoy en día, -explica Juan Francés en su excelente libro «¡Que Vienen los Lobbies!«– no sólo es importante atender a lo que dicen los portales de los periódicos, es perfectamente posible que un tuit de un personaje influyente con muchos seguidores o un post en un blog de prestigio escrito por un tipo desde su casa influya de forma más decisiva en los intereses de un grupo, una empresa o un poder público que cualquier campaña tradicional».
El arquetipo de influencer hecho a sí mismo desde su habitación, su ordenador y su webcam son los youtubers, esos jóvenes que realizan videos caseros para hablar de sus aficiones, contarnos su vida cotidiana o crear tutoriales que se vuelven virales y que, con el tiempo, generan una ingente masa de seguidores. Ejemplo de ello sería El Rubius, un «gamer» que nació con un videojuego en la mano y que acumula unos 12 millones de seguidores en sus canales de Youtube, algo que no está ya al alcance de ningún canal de televisión.. ¡y sólo es una persona! Willyrex es otro fanático de los videojuegos que, con 24 Años, se acerca a los 10 millones de suscriptores en You Tube y 3,57 millones de followers en Twitter. Mikel Iturriaga y su conocido blog gastronómico (El Comidista), Sor Lucía Caram («la monja tuitera») o la bloggera de la moda (Alexandra Pereira), que tiene más de un millón de seguidores en Instagram, son otros influyentes que están revolucionando el mundo de los medios de comunicación y la publicidad.
Moda con conciencia
Fashion Revolution es una asociación británica que trabaja para eliminar las injusticias ligadas a la industria de la moda y hacer de ésta un «sector justo» regido por la gente (que es, al fin y al cabo, quien compra la ropa o los zapatos) y que sirva para mejorar la sociedad tanto en el «Primer Mundo» como en los países subdesarrollados donde se fabrica casi todo lo que llevamos puesto. Hace unos meses, esta asociación y otras muchas entidades colaboradoras lanzaron la campaña #whomademyclothes para animar a todos los consumidores a preguntar a sus marcas “¿quien hace su ropa?” y en qué condiciones de sufrimiento, pobreza e injusticia funciona la industria del vestido, el calzado o los complementos. Marcas como Eileen Fisher, G-Star Raw, Esprit y M&S, o personajes públicos como la ex-modelo Christy Turlington, han prestado su imagen y sus medios sociales a esta iniciativa de activismo social 2.0 perfectamente organizada en sus objetivos y en sus formas.
Eugenia Silva -modelo española internacional e imagen de Carolina Herrera-, el tenista David Ferrer, el cantante Alejandro Sanz y otras muchas personalidades ligadas a Ibiza y Formentera no han dudado en mostrar gráficamente su rechazo a las prospecciones petrolíferas frente a la costa de estas dos islas y la posibilidad de levantar en alta mar plataformas ultra-profundas muy cuestionadas en su seguridad. La campaña ha sido llevada a cabo por el movimiento ciudadano «Baleares dice no» y ha contribuido a disparar el rechazo de la sociedad balear y de otras muchas personas a los diferentes proyectos petroleros. Ese rechazo está en la base de los profundos cambios políticos vividos en las Islas Baleares a partir de 2015 y ha conseguido frenar varios de los proyectos pese a la sintonía entre las grandes compañías que buscan petróleo en el Mediterráneo y el Ministerio de Industria y Energía de los últimos cinco años, empezando por el ex ministro de Industria, José Manuel Soria.